Una noche de fin de semana decidí salir a la calle con un antifaz y sin ropa interior, quizás buscando que tú te acercaras sin juzgar la lejanía de mi fría y turbulenta mirada, no quería ser descifrada ni recordar tus expectativas de un futuro remoto entre nosotros.
Mi sonrisa maliciosa y retorcida te atrajo hacia mí. Observaste mi falda como queriendo rasgarla y te detuviste lentamente en el ruedo que terminaba en la parte más alta de mis muslos, curveaste mi cintura con una ondeada mirada; tu respiración se aceleraba progresivamente, mis nalgas rozaban el suave asiento aterciopelado cada vez que mecía la silla hacia delante y hacia atrás, comenzaste a observar las transparencias de mi blusa y lograste localizar perfectamente la curvatura inferior de mi pecho, entreabriste tus labios para tragar y subiste tu mirada lentamente para ver mis labios humedecidos en licor y saliva. Por fin adviertes mi antifaz y preguntas ¿Por qué ocultas tu mirada? A lo que respondí:
Hoy estoy dispuesta a desnudar mi cuerpo, pero no mi alma.
Me tomaste abruptamente de la mano y salimos juntos del lugar.
Monday, September 11, 2006
Subscribe to:
Posts (Atom)