Wednesday, August 02, 2006

VUELOS CAÍDOS

Esa mañana Él salió apresurado y dejando la habitación en penumbras, en su cama estaba Ella, entre los pliegues y curvaturas de las sábanas con un contraluz desvanecido en su rostro placido, como quien entre sueños tiene la certeza de que cada amanecer brinda una copia casi exacta de la mañana anterior.

Él siempre estuvo allí para acariciar sus mañanas del lado izquierdo de la cama y darle los buenos días, entre estirones y roces, besos de aliento oxidado y calma densa de cuerpo inmovil. Él siempre estuvo allí, inmune a las zanjas que el tiempo perforaba en su lado de la cama.

Ella calmada, segura, olvidada de lo inhóspita e incierta suele ser la vida para muchos, sólo los entendía como espectador, porque su historia era otra.

Él no tenía consciencia de cambio, su vida transcurría sin que en ella sucediese nada importante, pero esa mañana turbado por sus sueños rotos y sus ansias olvidadas despertó y entre la ilusión y la realidad sólo se levantó con la certeza de que nunca más volvería, salió de aquel lugar como quien cumple con un contrato establecido con fecha y hora, salio con aire desenfadado, sin culpa, sin gloria a buscar sueños perdidos entre parámetros y bloques de días perfectamente planeados.

Y por qué sentir culpa ¿Quién no tiene impresa en el alma la capacidad de volar? Él se alejó suave y lentamente como en globo aerostático con un plan de vuelo indefinido y lanzando cargas al vacio, no era grave, hay quienes como gaviotas vuelan porque no conocen otra forma de vivir o quienes en ícaro salen de lo más alto planeando suavemente su caída hacía el vacío, otros tienen vuelo corto de paloma, lejos del cielo, lejos de la tierra, vuelos de lujo con precio, pagados con tarjeta y tiempo cronometrado o vuelos artificiales que se elevan y en un estallido desvanecen en el tiempo. Su vuelo era modesto y apropiado para Él, sin mucha osadía salía lentamente y dejando una nota que decía:

"Esta mañana he conocido a un par de águilas dueñas de unas parcelas de nubes que tienen la capacidad de ver lo que sucede abajo"

Al Ella despertar esa mañana y dar su acostumbrada vuelta al lado izquierdo de la cama Él yacía pálido y frío entre las sábanas tibias.